Contraportada. Redacción
Toluca, México; 16 de marzo de 2017.- Las formas más comunes en que los alumnos cometen plagio en orden de recurrencia, son: copiar texto de páginas web y de fuentes impresas, sin citarlas; descargar un trabajo completo de internet y entregarlo como propio; entregar un documento realizado previamente por otro estudiante o por él.
Estos datos se desprenden de un estudio sobre los hábitos de estudiantes de la UAM Xochimilco en torno al plagio, del doctor en Educación Jorge Joel Reyes Méndez, profesor de la Universidad Autónoma Metropolitana, quien detectó tres aspectos importantes 1) los estudiantes no reconocen la gravedad de la deshonestidad académica, que incluso puede ser penal; 2) llegan a copiar textualmente páginas enteras y 3) los profesores son el eslabón más importante para evitar estas malas prácticas.
Los resultados de su estudio con 180 estudiantes voluntarios, están publicados en el artículo “El plagio académico desde la perspectiva de los estudiantes”. De los alumnos que contestaron el cuestionario, 56 por ciento declaró que no conocía la metodología para citar o referenciar correctamente y 22.5 por ciento señaló que en la preparatoria no le habían enseñado a hacerlo.
El especialista atribuyó estas prácticas a los siguientes factores: en ocasiones los estudiantes están más interesados por obtener buenas calificaciones que por desarrollar sus habilidades académicas; copiar ideas de personas reconocidas impresiona a los demás; los profesores “califican por peso y volumen”; los alumnos dejan el trabajo para el último minuto o deben entregar una gran cantidad de tareas al mismo tiempo.
No obstante, hizo alusión a causas de mayor relevancia, como la ignorancia, pues al no saber exactamente qué acciones son consideradas como tal y la forma de evitarlas, puede ocasionar que ni siquiera se den cuenta de que están haciendo algo incorrecto. Además, existe la creencia generalizada de que toda la información disponible en Internet es gratis y, por lo tanto, pueden utilizarlo sin consideraciones.
Otro factor es la paradoja de la originalidad; los estudiantes se sienten inseguros de sus conocimientos y de su capacidad creativa, dudan que sus escritos tengan algún valor y, por lo tanto, copian. Por tanto, se requiere propiciar el análisis crítico, animarlos a pensar y no solo a copiar, esclarece Reyes Méndez.
En suma, destacó la importancia que los docentes establezcan estándares entre los alumnos desde la secundaria; plantearles desde un inicio las “reglas del juego” y advertirles sobre las consecuencias de realizar prácticas plagiarias. Pero, es necesario enseñarles a citar correctamente; asegurarse que sepan parafrasear, es decir, cómo utilizar las ideas de otros para enriquecer un texto, pero respetando la autoría de los demás.
También existen otras estrategias como evitar las tareas que solo requieran recolectar datos; asignar trabajos en donde se integre la teoría y las experiencias personales, además de aplicar estrategias pedagógicas para que construyan su propio conocimiento.
AL mismo tiempo es necesario que los profesores desarrollen las habilidades para manejar las herramientas digitales, pues si no manejan las herramientas adecuadas, detectar el plagio se vuelve una tarea casi imposible, destacó el investigador de la UAM.
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