Cotidiana

febrero de 2016

Refrendo y tenencia

Hace un par de años que en el Estado de México suprimieron el pago de tenencia de automóviles de todo tipo, impuesto irracional “impuesto” por el gobierno de Gustavo Díaz Ordaz para recaudar suficientes fondos para dar el relumbrón a las Olimpiadas de 1968, cuya sede -para quien no sepa— fue nuestro país, que empezaba a mostrar un dejo de jodidez y desazón, además de los ecos y sonidos de los movimientos sociales que se dejaron ver desde los 50’s y el estudiantil del 2 de octubre.

Este impuesto consiste (conjuremos: consistió; y creamos que ya es sólo una anécdota, un mal chiste para la historia) en cobrar al usuario por, justo, poseer un auto; es como el predial, que te cobran cada año por tener casa (siempre lo creí ilógico, desde la adolescencia, cuando escuchaba a mi padre hablar de lo injusto del caso).

Pues bueno, el pago tenencia en el Estado de México ya no existe. Eso sí, hicieron a los morosos ponerse al corriente en ese y también en el refrendo para que procediera, creo que así lo siguen anunciando través de los medios masivos de comunicación.

Y es aquí donde quiero poner el dedo en la llaga. Siguen difundiendo esta eliminación de pago como “subsidio”; es decir el ciudadano que paga su refrendo y se mantiene al corriente, el Estado compasivo y bondadoso tiene a bien subsidiar, o séase, “perdonar” ese impuesto. ¿Perdonar? ¿De qué si ya dijimos que sólo era para la Olimpiada de 1968 y estamos en 2016? ¿O séase que nos están haciendo un favor? ¡De ninguna manera es así! Cuarenta y ocho años nos duró el chistecito de los Juegos Olímpicos o nada más nos tomaron el pelo y se siguió por hábito y luego ese hábito, como nadie dijo nada, se convirtió en ley.

Y aquí les va lo que dice el Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española (DRAE), en su versión electrónica, consultada el 19 de enero de 2016, para que no digan que me lo invento (las notas en rojo las aporto yo):

subsidio

Del lat. subsidium ‘ayuda, auxilio’. (¿Ayuda, auxilio por quitar algo que no tiene razón de ser?)

  1. m. Prestación pública asistencial de carácter económico y de duración determinada. Subsidio de desempleo. (No es una prestación pública asistencial)
  2. m. Contribución impuesta al comercio y a la industria. (No nos ofrecen ninguna contribución a los ciudadanos; además ni somos comercio ni industria: somos sólo poseedores de un auto)
  3. m. Nic. Baja temporal que se otorga a un trabajador en caso de enfer-medad, sin dejar de percibir un sueldo. (Como vemos, no opera)
  4. m. desus. Cierto auxilio concedido por la Sede Apostólica a los reyes de  España sobre las rentas eclesiásticas de sus reinos. (¡Ah! Por lo menos ya sabemos de dónde vienen palabra y concepto, aunque está en desuso. De cualquier forma no es auxilio alguno sobre ninguna renta o impuesto. Se elimina o no se elimina el pago)

Así que, queridos lectores, pongamos atención en este punto, no vaya a ser que, como ellos creen que es un “subsidio” nos lo quieran colgar de nuevo ¡y vaya que son unos muy buenos pesos y más que lo serían por los siguientes 48 años! ¿No lo creen así?

Blanca Aurora Mondragón

lettrazul@yahoo.com.mx

* Cotidiana

Cotidiana es una columna (obviamente de opinión) escrita por Blanca Aurora Mondragón hace unos 10 años y que continúa ahora en este espacio y que trata acerca de las minucias de la vida diaria y que, sin embargo,  influyen en nuestro ser-devenir interior y hasta determinan nuestro aparecer exterior.

Colaboraciones anteriores

FOTO_DIRECTORA_13Blanca Aurora Mondragón Hasta ahora, la del nombre luminoso es una eterna inconforme con el mundo de las apariencias y buscadora de la verdad. Escribe cosas terribles y otras esperanzadoras. Ama a la humanidad y cree que la vida puede ser cada día mejor. Le preocupa, se ocupa y escribe de y desde la cotidianidad de las mujeres de clase media más o menos ilustrada, como ella. Cree en la felicidad y la paz interior que, al parecer, son lo mismo. Se promete cada mañana ser coherente con lo que piensa, dice, siente y hace, que es lo menos fácil. Escritora, editora y metida a periodista; muy lectora, más o menos promotora cultural; ama a sus alumnos de la universidad y leer, leer, leer y escribir… en eso pasa la vida.

Maestra en Humanidades: Estudios Literarios, “a su trabajo acude, con su dinero paga el traje que la cubre y la casa que habita, el pan, los zapatos y la escuela de la familia”; ama la buena compañía y también la soledad. Habla mucho, otras veces calla y las más está como ausente y tu voz no la toca. Come todos los días  y acostumbra dormir bajo techo.

Es docente de la Facultad de Humanidades y camina por la vida, a veces corre, como siempre…

Ha publicado: Lettrazul, la casa y otros espaciosLa Diosa, poemas de amor y otras soledades; Apuntes de Lilith;  Yo creo; Atavismos; Nueva cuenta; CotidianaLa espera; No sé cómo decírtelo pero creo que la gente lo sabe y ha sido antologada por los amigos en una veintena de libros.