Contraportada. Reacción
Están en casa. Se enfundan en rojo y blanco. Buscan ganar músculo, ese que les ha permitido estar en el poder por más de siete décadas en un estado que aún no no conoce la alternancia política.
La mano derecha al aire con el puño cerrado. Hay que ganar músculo. No es para menos. La ola roja, la que desestima a la competencia política, busca estar de fiesta, se fortalece desde su búnker. Llega desde el ama de casa invitada a un mitin multitudinario, hasta cuatro miembros del gabinete federal. José Narro abraza no solo fraternal sino hasta como “cuate” a Aristóteles Sandoval, mandatario de Jalisco.
Pasos atrás arriba Carolina Monroy del Mazo y apenas a centímetros de ella está Arturo Montiel Rojas, mandatario mexiquense que poco se aparece en actos públicos pero hoy, hoy vale la pena la exposición.
El domingo familiar fue cambiado por el acto priista donde Alfredo del Mazo Maza rindió protesta como candidato a la gubernatura del Estado de México, el estado del que dice en su discurso, necesita un cambio en la manera de ser gobernado.
Es Alfredo Del Mazo, acompañado por su padre, Alfredo del Mazo González quien, pese a un deterioro físico evidente, está con su vástago que en la elección interna priista de hace seis años fue obligado a dar paso a Eruviel Ávila, que es el único que desentona con su vestimenta adusta, oscura en medio de una marea roja reunida en la sede del comité estatal.
Es Alfredo Del Mazo, quien públicamente elogia “al mejor gobernador del país”, con el que minutos antes intercambia palabras amables, frases educadas y abrazos fraternos. La imagen de unidad, ante todo.
Es Alfredo del Mazo, el arropado por sus compañeros diputados federales priistas. Llega Carmen Salinas, aquella que cuando fue aprobado el gasolinazo dijo, “el que tenga coche que lo mantenga, no hay de otra carnal”.
Casi opacado, Carlos Iriarte, quien también levantó la mano para ser considerado por su partido para la gubernatura, ocupa un sitio más alejado de ellos, de los que se levantan a celebrar, vitorear, cada frase en la que el priismo busca autoconvencerse de que es la mejor opción para electorado. El ex dirigente estatal priista está a espaldas del hoy candidato que a 71 días de la elección de gobernador para el Estado de México habla de que no solo está en juego el próximo sexenio sino el futuro del país.
Es Alfredo del Mazo bajo la mirada de los ex gobernadores Emilio Chuayffet, César Camacho, Alfredo Baranda, Arturo Montiel y de su propio padre del mismo nombre mientras dedica minutos extras de su discurso a las mujeres en las que, confía, le llevarán al triunfo al igual que los demás priistas calificados como “la militancia más inteligente” del país.
Es Alfredo del Mazo quien cambió su habla apresurada y elocuente de antes por una pausada, estudiada, más cuidada para dirigirse a los miles de priistas que llegaron a casa para arroparlo ya que se enfrentará en campaña a dos mujeres: Delfina, de Morena y a la panista, Josefina, para quienes hubo palabras de “marioneta” y “mexiquense de temporada”.
Es Alfredo del Mazo escuchando a su dirigente nacional, Enrique Ochoa, diciendo que las dos aspirantes son una falta de respeto para la historia del Estado de México, de esta entidad en donde no les van a permitir ganar, en la que “llegó la hora de pisar a fondo el acelerador, de fortalecer el voto”, de la entidad en donde el priismo va a ganar.
Es Alfredo del Mazo acompañado de su esposa embarazada y sus tres hijos, atendiendo el discurso a veces plano, a veces peleonero de Ochoa diciendo que hay partidos políticos incapaces de dimensionar el reto de gobernar el Estado de México en donde hay que encauzar sueños de 17 millones de personas.
“Que alguien informe a los opositores que gobernar el estado no es un pasatiempo para improvisadas o marionetas controladas por mesiánicas aves de rapiña; en el PRI somos capaces de hacer campaña por sí mismos, no necesitamos que alguien hable por nosotros en promocionales; no postulamos delfines que su entrenador les diga por dónde nadar”.
Es Alfredo del Mazo ofreciendo un “cambio” para terminar con la desigualdad, la inseguridad, generar más y mejores empleos, “Nadie mejor que nosotros para encabezar el cambio que quiere el Estado de México.
“Mientras otros ofrecen salidas fáciles, nosotros ofrecemos capacidad y experiencia; mientras otros hablan de revanchas, nosotros hacemos propuestas pensando en las próximas generaciones. No podemos arriesgarnos con improvisaciones. El Estado de México no debe ser visto como botín político electoral, hay que respetarlo y quererlo, y para quererlo hay que conocerlo, y quien no lo no conoce no puede gobernarlo”, dice.
Es Alfredo del Mazo quien insiste en el cambio mientras el acarreo y el modo priista es el mismo desde siempre, donde las promesas son recicladas y los políticos parecen ser los de siempre, donde el cambio generacional aún no es visible.
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CDC